
Habladme, Musas
“Háblame, Musa, de aquel varón ingenioso que anduvo errante largo tiempo …”
Así comienza la Odisea de Homero, con un canto a la Musa, y así emprendemos todos el camino, con la pluma empuñada, cual espada afilada, daga o teclado digital, pero la mirada, la mirada siempre apunta certera hacia el papel, hacia las letras que se van perfilando, como alfabeto cabálico que emerge de la nada, manchas de tinta sobre una tabula rasa.
Habladme Musas, fuerzas cósmicas de la creatividad, abrid mi pecho y despejad mi frente para que me impregnen esas visiones de autora omnipotente que crea texto de la nada, inspiradme, para que pueda transmitir mis pensamientos, o mejor: para que pueda verlos más lúcidos dentro mío, transformados y perfilados una vez emerjan desde las vísceras, extraídos por las certeras manos de las parteras mayéuticas de Sócrates.